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Entrevista con Wendy Arenas: Brasil va a ser una amenaza

«Hoy dependemos mucho de lo que haga Brasil: si ellos flexibilizan su legislación (…), claramente ese país va a ser una amenaza», señala.

Bogotá, 01 de ene.- Este año es clave para el futuro de la Amazonia colombiana. Por un lado, el Gobierno tiene la tarea de poner en marcha el proceso de “zonificación y ordenamiento ambiental” de este territorio, que en otras palabras quiere decir que tendrá que definir qué zonas quedarán blindadas contra actividades como la minería y cuáles, en cambio, podrán ser sustraídas para otras actividades económicas.

Al mismo tiempo, sigue corriendo el reloj frente a la amenaza de que el Amazonas se transforme por completo y, en el peor de los casos, se haga realidad el vaticinio del Atlas de Rainsg: que para 2050 este territorio se reduzca a la mitad si los gobiernos de los países amazónicos no detienen las amenazas que existen hoy.

Wendy Arenas, una de las colombianas que más se ha dedicado a investigar lo que está sucediendo en este ecosistema (a través de la fundación Alisos y el proyecto de rendición de cuentas Amazonas 2030), analizó lo que serán los próximos 12 meses para este enclave que empieza a ser visible para el país y que ocupa el 42% del territorio nacional.

¿Cuál es la real situación de la Amazonia frente a la explotación de hidrocarburos y la minería?

El Atlas de Rainsg señala que Colombia ha sido el país que más lotes de hidrocarburos ha demarcado en todo el territorio amazónico.
Es una presión a la que hay que hacerle seguimiento, porque claramente hay intereses y un potencial de recursos. Hace 30 años nadie pensaba que había petróleo en la Amazonia, porque además la tecnología no daba. Hoy la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) ha planteado bloques de potencial exploración y explotación en la Amazonia colombiana, aunque está todavía lejos de abrirse rondas.

Y en minería…

A mi modo de ver no hay minería legal, porque no hay infraestructura física e institucional que se lo permita, pero la minería ilegal sí es una amenaza. Nuestra posición en Alisos es que no existe la infraestructura para que haya un modelo de negocio de este tipo allí.

El mismo informe de Rainsg plantea que para 2050 el Amazonas podría reducirse a la mitad. ¿Es posible esto?

Sí. El mapa plantea unas amenazas potenciales y va a depender de las legislaciones existentes en cada país. Hoy dependemos mucho de lo que haga Brasil: si ellos flexibilizan su legislación frente a la conservación y estimulan una economía basada en un modelo convencional, claramente ese país va a ser una amenaza. La infraestructura para transporte es la amenaza más grande, porque donde haya una carretera se vuelve viable cualquier proyecto.

¿Por dónde habría que empezar?

Los países amazónicos deben tener estándares muy altos de cualquier tipo de desarrollo económico en esa región. Se debe hacer seguimiento real, por eso son importantes proyectos como Amazonas 2030.

Ustedes han insistido en que la medición de la tasa de deforestación ha sido la gran deuda del Gobierno colombiano…

Uno de los compromisos del Gobierno actual es una tasa de deforestación anual. Ya van dos años y eso no es real. Sin esa herramienta no se pueden tomar decisiones de políticas. Estamos determinando con tasas de hace cuatro años, entonces no sabemos cómo se están comportando los territorios, ni las actividades, ni las personas, sobre los ecosistemas estratégicos. Estamos en mora y atrasados en eso.

Uno de los retos del Gobierno para el nuevo año es poner en marcha el proceso de “zonificación y ordenamiento ambiental” de la Amazonia. ¿Qué va a significar eso en materia de preservación de los ecosistemas? ¿Es realmente un freno a las “áreas estratégicas mineras” que había planteado Santos en Río +20?

Se requiere que un proceso de consulta amplio, porque estos son territorios que en un poco más del 34% pertenecen a comunidades indígenas. Hay que hacerlo con calma, bien hecho; hay que entender el territorio desde la visión indígena, campesina, urbana.

¿Cómo se debería hacer?

Sólo conocemos el 10% de la Amazonia. Sabemos intuitivamente, y con algunos conocimientos, que representa una riqueza natural importante, pero para hacer la zonificación hay que tener áreas claramente definidas. Se tienen que hacer unas discusiones reales, dándole viabilidad a la población y saneando temas como el de la reserva forestal.

¿Es posible pensar que el Amazonas tenga un desarrollo económico sin la necesidad de que la explotación desenfrenada de sus recursos sea la única alternativa?

Sí, pero el Estado tiene que invertir en eso, en pensar en una alternativa real para una región cuya vocación es forestal (ecoturismo, plantas medicinales, botánica). Nos hemos quedado cortos en imaginación. Hay que invertir en investigar innovaciones que nos pueda dar el bosque amazónico, que no sean necesariamente las convencionales, como la minería y la extracción energética. Que sean muy diferentes a los modelos de los siglos XIX y XX; ya estamos en el siglo XXI y todavía seguimos pensando que esa locomotora es la que nos da el desarrollo.

Fuente: El Espectador.com (Col).

Wendy Arenas es una científica social colombiana que lidera el proyecto de rendición de cuentas Amazonas 2030. Habla sobre los retos del Gobierno frente a la zonificación territorial.

 

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