Exigen declaratoria de emergencia. El pueblo awajún enfrenta una crisis ambiental y social sin precedentes tras dos derrames de petróleo ocurridos en menos de una semana, el 08 y 12 de febrero, en la región Amazonas. Estos incidentes han contaminado ríos, quebradas y cultivos, afectando a comunidades nativas como Anexo Shukgi, Chinchipe y Putuyakat, quienes exigen atención inmediata.
Además, se han reportado graves problemas de salud entre los pobladores, como sarpullidos, náuseas, vómitos, dolores de cabeza y afecciones gastrointestinales, debido a la exposición al petróleo.
El primer derrame ocurrió el 8 de febrero en el kilómetro 376 del Oleoducto Norperuano ONP, cerca de la comunidad Anexo Shukgi y la quebrada Numpatkaim. Solo cuatro días después, el 12 de febrero, un segundo derrame en el kilómetro 385+727 afectó la quebrada Putuchip y las comunidades de Chinchipe y Putuyakat.
Reuniones en territorio
El último 4 de marzo se llevó a cabo una asamblea extraordinaria en el sector Shawit y la comunidad Najaim Paraíso, en la cual estuvieron representantes del Gobierno Territorial Autónomo Awajún (GTAA), la fundación Acción Contra el Hambre, la Municipalidad Provincial de Condorcanqui, el Gobierno Regional de Amazonas, Indecopi y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA).Sin embargo, ni Petroperú ni otras autoridades estatales asistieron.
Durante la asamblea, se denunció la falta de atención médica y económica para los afectados, así como la minimización de los impactos por parte del Instituto Nacional de Defensa Civil – INDECI.
Las comunidades afectadas, entre ellas Kayamas, Paantam, Kusumatac 2, Shugki, Chorros, Putuyakat, Nueva Unida y Chinchipe han elevado sus voces para exigir:
- La remediación inmediata de los daños ambientales.
- Una investigación exhaustiva e imparcial para determinar las causas de los derrames.
- La implementación de un plan multisectorial para contener la contaminación en las fuentes de agua.
- El suministro urgente de alimentos, medicamentos y agua potable.
Además, el GTAA ha solicitado la declaratoria de emergencia ambiental en la zona, adjuntando pruebas fotográficas y análisis de agua que confirman la gravedad de la contaminación.
Falta de diálogo
Petroperú, operadora del Oleoducto Norperuano, ha evitado el diálogo directo con las comunidades, argumentando que toda comunicación debe gestionarse a través de canales oficiales. La empresa ha atribuido los derrames a cortes intencionales realizados por terceros, una versión que los comuneros han rechazado.
“Es imposible que nosotros lo hayamos ocasionado. Mi chacra está contaminada, ya no puedo comer allí”, denunció una comunera durante la asamblea.
Begonia Kuji Chimpa, comunera de Najaim Paraíso, expresó su indignación: “Nosotros somos las víctimas, no los culpables. No tenemos las herramientas ni el conocimiento para perforar un oleoducto”.
Según el portal Infobae, Petroperú también ha solicitado la militarización del Tramo II del oleoducto, alegando posibles sabotajes, lo que ha generado mayor indignación entre las comunidades.
Este no es un caso aislado. En los últimos años, la zona ha sufrido seis derrames de petróleo, y las comunidades han sido testigos de la falta de respuesta por parte del Estado y las empresas responsables. Las autoridades municipales han minimizado la gravedad del problema, llegando a afirmar que solo dos familias están afectadas.
Con el fin de obtener un diagnóstico más detallado, se ha programado una nueva asamblea para el 20 de marzo. En este tiempo, se realizarán estudios más profundos sobre el impacto del derrame en la salud, el agua y la producción agrícola.
Sin embargo, hasta la fecha, las demandas de las comunidades continúan siendo ignoradas, por lo que los pobladores han advertido que tomarán medidas drásticas, incluyendo la paralización de las operaciones de Petroperú y el cierre de carreteras.
“Queremos acciones, nadie nos ha ayudado, no nos hacen caso, no nos escuchan”, expresó otra comunera durante la asamblea.
Viernes 07 de marzo de 2025