Por: Carolina Morales
En los últimos tres años, entre enero de 2021 y marzo de 2024 en la Amazonía peruana sur, específicamente en Madre de Dios, se ha registrado la deforestación de 30, 846 de hectáreas producto de la minería, lo cual equivale a aproximadamente 43 mil campos de fútbol profesionales. Así lo señala un informe del Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP).
La Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), fue clave para este monitoreo, que dio como resultado que tres cuartos (74%) de la deforestación causada por la minería ocurrió en el Corredor minero, una amplia superficie de casi medio millón de hectáreas donde se realiza minería artesanal y de pequeña escala.
Un cuarto de la deforestación (26%) corresponde a la minería ilegal en áreas prohibidas fuera del Corredor Minero, como lo son las Áreas Naturales Protegidas, sus zonas de amortiguamiento, los territorios de comunidades nativas y los cuerpos de agua.
Muchas de las comunidades afectadas forman parte de la organización indígena FENAMAD, que defiende los derechos fundamentales y colectivos de pueblos indígenas y comunidades nativas, incluyendo a los pueblos indígenas en situación de aislamiento y contacto inicial (PIACI).
Eusebio Ríos es vicepresidente de FENAMAD, pertenece al pueblo arakbut, y es de la comunidad San José de Karem, ubicada en Madre de Dios. Él cuenta que el primer recuerdo que tiene cuidando el bosque, es guardando semillas de frutas en un bolso tejido que llevaba consigo a todos lados, para luego esparcirlas, y así hacer crecer más plantas.
Ahora, como líder indígena, continúa conservando el bosque pero con nuevas tecnologías, como drones, GPS y otras herramientas que utilizan para hacerle frente a la deforestación causada por economías lícitas e ilícitas, como la extracción de oro ilegal, la tala ilegal, y el narcotráfico.
“Lo que siempre nos han enseñado nuestros ancestros es que cuando tumbas una fruta o algo siempre quedan semillas y tienes que volver a plantarlos, y aunque hay frutas que no se pueden sacar solas, o a veces por querer coger en abundancia tienes que tumbar los árboles, siempre tienes que sembrar, eso nos han inculcado”, mencionó Eusebio Ríos para el Vigilante Amazónico.
Si bien en los estatutos comunales actuales no está explícito la conservación del bosque amazónico, Eusebio Ríos señala que el cuidado de la naturaleza lo tienen presente a través de las enseñanzas que han tenido de sus ancestros, quiénes siempre se han mantenido en armonía con la naturaleza respetando este ecosistema que los provee de alimentos.
“De una u otra manera en el estatuto siempre está que los territorios son de conservación, pero en los últimos años hemos visto amenazas al territorio como la migración que viene en busca de recursos forestales y minerales. Nos han invadido por todos lados y han ido convenciendo a los comuneros, sobre todo los mineros y madereros para trabajar en sociedad, pues ingresan como invitados a las comunidades”, explicó el dirigente.
Impactos de la deforestación
El avance de la deforestación por la minería ha generado diversas afectaciones, como olas de calor más fuertes, inundaciones, y lluvias intensas las cuales han impactado en la población y que ha afectado sobre todo sus medios de vida.
“En una chacra los mismos comuneros me han mostrado que tienen plantaciones de yuca en la superficie, pero con el calor, está recontra dura la tierra y no le permite desarrollar al tubérculo y cuando hemos sacado tras nueve meses casi un año, la yuca estaba muy pequeña, ya no da como antes. Y no solo es el calor lo que afecta, también las lluvias y las inundaciones, tanto que se ha levantado el río Madre de Dios, y se ha llevado la mayoría de los sembríos”, añade Eusebio Ríos.
Otro ejemplo, es lo que ocurrió en la comunidad de Infierno, donde la cocha (laguna) que tenían, y la cual les proveía de peces. De un momento a otro, los peces comenzaron a morir, y pese a que informaron a las autoridades, no obtuvieron respuesta, por lo que asumen que podría tener relación con los fenómenos del cambio climático, ya que aseguran que el clima que tenían ya no es normal y sus estaciones han cambiado.
Frente a este avance de la deforestación por la minería ilegal, FENAMAD ha emprendido ciertas acciones junto a la organización Conservación Amazónica, la cual se divide en una serie de pasos, así lo señala el informe del MAAP. En los casos seleccionados, el gobierno organiza y dirige una operación y/o interdicción contra la actividad minera ilegal y el equipo asociado. Esto ha dado lugar a 5 operaciones gubernamentales entre 2022 y 2024, en tres comunidades: Barranco Chico, Kotsimba y San José de Karene. Tres de las operaciones fueron en la comunidad de Barranco Chico, la cual está especialmente afectada por la deforestación minera ilegal con 967 hectáreas deforestadas en los últimos tres años.
Eusebio Ríos cuenta que el proceso de monitoreo y vigilancia de veedores indígenas se está aplicando en 19 comunidades de las 38 que lo conforman. Asimismo, para las veedurías forestales se eligen en asamblea democráticamente, y luego son capacitados en manejo de drones, y GPS. Además, tiene una gran participación de jóvenes y mujeres, las cuales con esta actividad se vienen empoderando.
“Dentro de la organización le estamos dando uso a estas imágenes satelitales para detener la deforestación porque el área geográfica es inalcanzable, esto nos permite ubicar dónde está habiendo deforestación y nos permite ver quién ingresa por acá y que no solo es la minería, sino también el narcotráfico”, mencionó el líder indígena.
Las comunidades indígenas le vienen dando utilidad a estas acciones, pues con estas herramientas además de verificar el perímetro, fortalecen a sus comunidades, y pueden llegar a otras que se encuentran a 4 o 5 días de viaje, y a donde entran terceros para sacar recursos minerales o forestales, y donde existe narcotráfico.
Asimismo, al ser socializados los resultados sobre la deforestación con las comunidades, se ha logrado que la población tenga una reflexión importante sobre los impactos de la actividad minera en sus territorios.
“Hay una reflexión porque nosotros hemos tenido encuentros y reuniones con jefes comunales y jefas donde se ve una preocupación y están alzando la voz. Exigiendo la ampliación de los territorios indígenas porque la población está creciendo y no hay dónde ir a pescar, tallar o hacer actividades normales, de acuerdo a la cosmovisión con todas las costumbres. Por eso hay una exigencia para nosotros y una responsabilidad de seguir coordinando actividades y articulando para la protección del bosque”, añadió finalmente Eusebio Ríos.
Jueves 23 de mayo de 2024