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La destrucción del río Yuyapichis y la amenaza a la estación científica ACP-Panguana

Por: Andreas Baumgart

La búsqueda ilegal de oro llega ahora, tras Madre de Dios, a la zona central del Amazonas peruano. En pocos meses, los mineros ilegales han excavado y devastado gran parte del curso del río y las orillas del Yuyapichis para extraer oro. Avanzan hectárea tras hectárea. Para ello, cuentan con el apoyo y la protección de algunos sectores de la comunidad indígena Nuevos Unidos Tahuantinsuyo. Ahora están invadiendo la reserva natural de la fundación ACP- Panguana, fundada por Juliane Diller, que necesita urgentemente ayuda peruana e internacional.

Mientras escribo este artículo, escucho el estruendo, los chirridos, el rugido y los silbidos agudos de la pesada maquinaria de construcción que, día y noche, excava en busca de oro en el río Yuyapichis, sus riberas y sus amplias llanuras aluviales. Las pesadas máquinas se adentran cada vez más en las zonas boscosas y dejan tras de sí un paisaje apocalíptico lleno de cráteres. Desde hace varios meses, la estación de investigación biológica ACP-Panguana (Huánuco), situada a orillas del río, se ve gravemente amenazada por la minería ilegal de oro. Las excavadoras y las volquetas se han acercado a pocos metros y, entretanto, han violado claramente los límites de Panguana. La orilla opuesta del río, con su densa vegetación y sus altos árboles, ha desaparecido y ha sido excavada.

La reserva natural privada amenazada, que ahora abarca aproximadamente 2400 hectáreas y consiste principalmente en bosque primario, está dirigida por la bióloga germano-peruana Juliane Diller. Panguana es una fundación con capacidad jurídica, registrada en Perú como Fundación Panguana. La Sra. Diller se encuentra actualmente en la estación para coordinar medidas de protección y solicitar apoyo estatal. Muchas personas en todo el mundo la conocen por su apellido de soltera, Koepcke. En 1971, a la edad de diecisiete años, fue la única sobreviviente de un accidente aéreo poco antes de aterrizar en la ciudad selvática de Pucallpa. Sus padres fundaron Panguana en la década de los 60 (véanse los enlaces al final del texto).*

Hasta ahora, los empleados de la estación han tenido que observar impotentes cómo se talan árboles las veinticuatro horas del día y la vegetación se convierte en cráteres de color amarillo marrón. En algunos tramos, el lecho del río Yuyapichis, que pertenece a Huánuco/Puerto Inca, ha desaparecido y el agua maloliente fluye en ramificados arroyuelos a través del paisaje lunático. El mercurio, el petróleo, los aceites y otras sustancias tóxicas hacen que el agua no sea potable. Ya no hay peces. El caldo de los arroyos fluye poco a poco hacia los grandes cursos de los ríos Ucayali, Huallaga y otros. En pocas semanas se han excavado 36 kilómetros de curso fluvial. Las imágenes tomadas por drones muestran hasta 30 excavadoras en funcionamiento solo en los alrededores de Panguana. El distrito de Yuyapichis, en la provincia de Puerto Inca, se enfrenta ahora al mismo destino que Madre de Dios.

Los mineros ilegales, que están organizados como una mafia y ahora amenazan a Panguana, han establecido su campamento en el pueblo vecino de Pampa Verde, de los indígenas Asháninka, a solo unos cientos de metros de distancia. El pequeño pueblo pertenece a la Comunidad Nuevos Unidos Tahuantinsuyo, que consta de varias pequeñas aldeas dispersas.

Su territorio se considera una zona de amortiguamiento protegida de la gran reserva comunal El Sira, en Huánuco, que cuenta con una gran biodiversidad.

Las familias del poblado han vivido durante muchas décadas en amistad y en un intercambio cordial con Panguana. Ahora se han unido a los mineros. La comunidad y las familias venden o arriendan tanto las tierras privadas como las comunitarias a los mineros, por entre 30 000 y 40 000 soles por hectárea. En lugares prometedores con perspectivas de hasta 10 kilos de oro, estos llegan a pagar hasta 100 000 soles (unos 25 000 euros). Por hectárea se encuentran entre 5 y 8 kilos de oro. El precio de mercado, que cambia a diario, es actualmente de 431 soles por gramo de oro 999. Esto equivale a 2 155 000 soles por 5 kilos. Una excavadora cuesta alrededor de 300 000 soles. El minero recibe de su comprador unos 300 soles por gramo.

Las familias comuneras han removido la tierra de su propio pueblo, alrededor de las pequeñas casas y la escuela. Algunas han desaparecido por completo. Ya no se ve nada de vegetación.

Para que una hectárea de tierra vuelva a ser apta para la agricultura, los indígenas tendrían que invertir unos 250 000 soles por hectárea, según el empleado más antiguo de la estación, que también es agricultor. Hay que retirar las piedras removidas en la arena y la tierra y luego compactar el suelo para que la tierra fértil recién aplicada no se filtre en el suelo cuando llueva. Un trabajo arduo sin la maquinaria adecuada.

La perspectiva de enriquecerse rápidamente refuerza la determinación de los Asháninka de apropiarse también de territorios de Panguana para arrendarlos o explotarlos ellos mismos. Reclaman terrenos que vendieron legalmente a la fundación hace solo unos años. «Actualmente, (Panguana) está siendo invadida y destruida todos los días con maquinaria, tenemos más de 30 retroexcavadoras que trabajan 24 horas destruyendo el bosque y todos los bienes y la biodiversidad. El río Yuyapichis prácticamente está muerto», afirma el abogado de Panguana, especialista en temas ambientales, César Ipenza.

Bajo el pretexto de una lucha anticolonial, la autodeterminación indígena y el gobierno autónomo, ignoran las leyes de protección de la naturaleza y las divisiones territoriales a las que también están sujetos legalmente por la legislación peruana. Tahuantinsuyo se encuentra en una zona de amortiguamiento en la que se permite el uso económico y forestal, pero se penaliza la extracción de materias primas y la destrucción de ríos y selvas tropicales primarias. Panguana, como área protegida, no puede ser explotada económicamente ni cultivada.

Mientras tanto, los cabecillas difunden el rumor de que hay una ONG (organización no gubernamental) que quiere apropiarse de las tierras de los Asháninka. ¿Existen contradicciones entre la población Ashaninka en relación con su actitud ilegal y destructiva? Difícil de contestar. Pero, aunque las hubiera, los y las dirigentes mandan y la comunidad está obligada a seguir.

La fundación intenta protegerse con los medios de que dispone. Hasta ahora, ha presentado siete denuncias por diferentes incidentes ante la Fiscalía Ambiental de Ucayali. Estas se refieren a delitos ambientales contra bosques o formaciones forestales. Todas las autoridades competentes, ministerios, instituciones y la Marina responsable de los ríos han sido informados por César Ipenza, actualmente abogado de la fundación, y se les ha instado a actuar. Durante una operación de la Marina, la policía y la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente el 17 de agosto, se produjo un enfrentamiento directo con unos cuarenta miembros de la comunidad armados con arcos, machetes y piedras, que intentaban impedir la destrucción de la maquinaria.

Mientras las mujeres y los niños se colocaban delante de las máquinas, el grupo armado atacó. La policía estuvo a punto de ser rodeada y tuvo que disparar al aire para poder retirarse junto con la fiscalía. Los empleados de la estación, que antes se consideraban amigos, fueron apedreados y amenazados de muerte. Las amenazas de muerte contra escogidos empleados locales se transmiten también por teléfono. En otra operación, todas las máquinas ya habían sido puestas a salvo, algunas incluso en la zona de Panguana. Los mineros habían sido advertidos. Panguana se defiende contra una enorme maquinaria de explotación de la selva virgen, impulsada desde los trabajadores y miembros de la comunidad más humildes hasta los empresarios, las autoridades, las mafias y numerosos políticos y miembros del gobierno corruptos.

En una entrevista, el abogado César Ipenza comenta la situación: «Hay representantes de grupos criminales del narcotráfico y de la minería ilegal en el Poder Ejecutivo y en el Congreso. Facilitan estas actividades y flexibilizan los marcos jurídicos; o evitan los operativos de control que permiten el incremento del cultivo de hoja de coca y la minería ilegal.” “Parece que los mineros tuvieran su propia fracción multipartidista”. He podido verificar, que los actores ilegales son perfectamente conocidos en la región, con nombre y dirección, pero actúan libremente a vista del estado, impunes y sin miedo ni escrúpulos. El fiscal Dumas Campos se pronunció sobre el lamentable equipamiento de las fiscalías: “Las 14 fiscalías ambientales de Ucayali no tienen un solo vehículo”. Mientras tanto, los que se benefician del oro presumen alegremente por toda la región de sus flamantes camionetas pickup, SUV, minivanes y motocicletas.

La estación, que hasta ahora está esperando en vano ayuda militar y policial eficaz y duradera, se ve ahora obligada a recurrir a un servicio de seguridad. Se trata de una medida habitual en Perú, dada la indefensión y la impotencia crónicas ante la delincuencia totalmente descontrolada y la complicidad hasta en las más altas esferas.

He podido constatar, que la tragedia ambiental y humana en relación con el Yuyapichis es totalmente desconocida y/o ignorada por la población de la ciudad de Pucallpa, situada a unos 230 km de Panguana y de la pequeña ciudad Yuyapichis. Sin embargo, la riqueza derivada del oro ilegal y legal, del narcotráfico, la tala de madera ilegal y las extensas monoculturas de palma aceitera es plenamente visible en negocios y centros comerciales opulentes, sobrecargados de productos de consumo, primordialmente del norte global.

La situación de Panguana y del Yuyapichis necesitan urgentemente publicidad y presión sobre las autoridades alemanas y peruanas. Recientemente en Lima y con una solicitud de cita en la embajada alemana, Juliane Diller será recibida en la embajada el 23 de octubre (¡sic!).

Mientras tanto, Yuyapichis pierde hectárea tras hectárea.

Exija a las entidades estatales respectivas una intervención inmediata contra la destructiva minería ilegal de oro. La selva estará lejos de la capital, pero su destrucción no solo repercute en la región amazónica sino en todo el Perú y el mundo. Recuerde que cuatro ministerios alemanes y dos ministerios peruanos firmaron en noviembre de 2022 una alianza climática en la que ambos países se comprometieron, entre otras cosas, a proteger la Amazonía.

(Traducción de mi artículo publicado en Alemania con algunas adaptaciones para el Perú) Panguana/Pucallpa

*Enlaces de interés:

ACP-Panguana en Facebook: https://www.facebook.com/ACPPanguana/

Película documental del cineasta Werner Herzog y Juliane Diller “Alas de esperanza”:

Juliane Diller en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Juliane_Koepcke

Juliane Diller: Cuando caí del cielo: La increíble historia de supervivencia que se convertirá en película (Edición Española): http://bit.ly/43bHX09

Acerca de la situación actual. Entrevista RPP con Juliane Diller: https://www.youtube.com/watch?v=NrwA0lFfDVI

Detallado artículo sobre la situación en Colombia y Perú: https://interferencia.cl/articulos/devastacion-imparable-30-areas-protegidas-amazonicas-de- colombia-y-peru-acorraladas-por-la

Entrevista con el especialista ambiental y abogado César Ipenza: https://rpp.pe/peru/huanuco/panguana-sufre-los-embates-de-la-mineria-ilegal-esta-siendo-invadida- y-destruida-todos-los-dias-denuncia-abogado-cesar-ipenza-noticia-1657460 https://es.mongabay.com/2024/07/reserva-comunal-el-sira-mineria-ilegal-narcotrafico- presionan-area-natural/

https://ahora.com.pe/contaminacion-de-agua-en-puerto-inca-mineria-ilegal-en-yuyapichis- pone-en-riesgo-a-comunidades/

https://interferencia.cl/articulos/devastacion-imparable-30-areas-protegidas-amazonicas-de- colombia-y-peru-acorraladas-por-la

https://www.actualidadambiental.pe/mineria-invade-area-de-conservacion-y-cientificos-de- estacion-biologica-son-amenazados/

Imágenes de drón

El destruido Yuyapichis. El pequeño techo rojo que se ve abajo en la imagen pertenece a la estación Panguana. © ACP-Panguana
La aldea Ashaninka de Pampa Verde antes. © ACP-Panguana
La aldea Ashaninka de Pampa Verde después. Las tiendas azules forman el campamento de los mineros. © ACP-Panguana
Estación Panguana. © ACP-Panguana
Unos cuantos metros más allá de la estación. Excavando 24 horas al día. © ACP-Panguana

Lunes 20 octubre 2025

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