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Si y solo si: Los retos de la (participa)acción indígena para el futuro climático y la vida de la Amazonía y del mundo

Por: Kely Alfaro

  1. Sin Amazonía no hay clima; sin Pueblos Indígenas no hay Amazonía.

La Amazonía es uno de los ecosistemas más vitales del planeta. Regula el clima global, produce lluvias, almacena carbono y sostiene una diversidad biológica y cultural única en el mundo. El río Amazonas, el más largo y caudaloso del planeta, es el corazón que conecta bosques, humedales, montañas, sabanas y ciudades. Sus aguas transportan nutrientes que permiten la vida de millones de personas dentro y fuera del bosque, en cada giro del río, la selva respira historias que aún no sabemos escuchar. La Amazonía es vida para el planeta y vida para los pueblos que la habitan. Protegerla es una obligación científica, ética y humana. Comprender su valor, escuchar a sus pueblos y defenderla es una condición mínima para un futuro posible. Sin la Amazonía viva, no hay clima estable, ni ciudades seguras, ni planeta habitable.

Foto: andeangreattreks

Pero la Amazonía no se entiende sin quienes la han cuidado durante milenios. No puede haber Conferencia de las Partes (COP) sin Pueblos Indígenas; porque no puede haber Amazonía sin Pueblos Indígenas. Y no puede haber mitigación ni adaptación al cambio climático sin la Amazonía. El mundo necesita mirar, escuchar y aprender del quehacer de los Pueblos Indígenas, porque su relación con el bosque es una escuela viva de sostenibilidad. Los PPII abarcan en términos territoriales por lo menos el 28% del territorio amazónico (reconocidos), de los cuales, 18% se encuentran en Áreas Protegidas. Y donde se conservan cerca del 80% de sus bosques. Si y solo si se detiene la degradación ecológica, podremos hablar de adaptación.

La región amazónica abarca ocho países y un territorio aún colonizado (Guyana Francesa). Es un mosaico de ecosistemas que influyen directamente en el clima regional y global: bosques que generan atmósferas húmedas, suelos que almacenan carbono, ríos que llevan agua y sedimentos hasta el Atlántico. Allí viven más de 420 a 511 Pueblos Indígenas, incluidos 66 Pueblos en Aislamiento Voluntario y Contacto Inicial (PIACI), para quienes la Amazonía es literalmente su única fuente de vida: en Perú, 66% de la canasta de consumo de comunidades nativas, 97% en pueblos en contacto inicial y 100% en los PIACI, depende directamente del bosque y sus ciclos. Los Pueblos Indígenas han creado sistemas de conocimiento basados en la observación precisa del territorio, en la lectura del bosque, las aguas y los ciclos. Han sostenido una relación de reciprocidad que les permitió y permite habitar, cuidar y regenerar el bosque por generaciones. Su sabiduría es indispensable para pensar la sostenibilidad, la conservación y la gobernanza de la región.

2. Deudas estructurales, históricas por Estados aún coloniales:

Sin embargo, los efectos climáticos para la región son devastadores a nivel glocal, según los informes más recientes del IPCC, se advierte que, con un calentamiento global de entre 3°C y 4°C, la Amazonía podría perder hasta el 40% de su biomasa, aumentando el riesgo de una muerte regresiva del bosque. No es advertencia: es cuenta regresiva: Tanto el Cuarto como el Sexto Informe muestran que desde 2010 las sequías e incendios extremos se han intensificado y seguirán empeorando. En el año 2024 se perdieron 2.8 millones de hectáreas de bosque primario tropical amazónico. Estos hechos evidencian cómo se está afectando profundamente la estabilidad ecológica del bosque y ampliando las amenazas directas que enfrentan los PPII y sus territorios, que conllevan muertes, escasez de alimentos, inseguridad alimentaria, afectación del bosque y la dignidad de sus vidas.

Amenazas territoriales y extractivas en la región, el avance de la frontera agrícola, las concesiones extractivas y la expansión de infraestructura conforman hoy las tres amenazas estructurales más graves para los PPII de la Amazonía. La expansión agrícola —impulsada por la demanda global de soya, carne y monocultivos— provoca deforestación masiva, contaminación del agua y pérdida de biodiversidad, mientras la falta de demarcación y titulación facilita la invasión de territorios indígenas y conflictos violentos. Paralelamente, los Estados han otorgado concesiones mineras y petroleras en territorios indígenas en todos los países amazónicos, generando deforestación, degradación ecológica, exposición a tóxicos y nuevas dinámicas de narcotráfico y usurpación territorial. A esto se suma un modelo de infraestructura que prioriza carreteras y corredores bioceánicos: más de 20 proyectos viales de gran escala impactan actualmente la Amazonía, abriendo nuevos frentes de deforestación y asentamientos ilegales. La infraestructura sin consentimiento no es desarrollo: es colonialidad del siglo XXI.

Reducir estas amenazas exige mucho más que voluntades ambientalistas o reuniones diplomáticas: implica reconocer la responsabilidad estatal y empresarial en la expansión de la frontera extractiva, es reconocer el problema no solo de manera técnica; sino política. implica institucionalidad nacional (de los Estados) y regional (como Amazonía) y colocar en el centro los derechos territoriales y el consentimiento libre, previo e informado de los Pueblos Indígenas. De lo contrario, hablar de “planificación ambiental” es solo profundizar la colonialidad sobre la Madre Tierra y quienes la protegen (hasta con su propia vida). Estos cambios, supusieron, por ejemplo, un incremento de la superficie agropecuaria en un 151% entre 1985 y 2020, junto con la pérdida de cerca de 69 millones de hectáreas de bosque, cada hectárea arrasada es un derecho indígena pisoteado.

Brechas estructurales e históricas, la vulnerabilidad social de los Pueblos Indígenas en la Amazonía se agrava en el contexto del cambio climático debido a brechas estructurales históricas como son la educación, salud y condiciones económicas. Los datos muestran que la alfabetización es consistentemente menor en la Región Amazónica que en el resto de cada país, con brechas que se profundizan por etnicidad y género: en Perú, la tasa de alfabetización femenina desciende de 94.6% (resto del territorio) a 84.1% en la Amazonía; en Brasil, de 91.2% a 88.3%. Estas brechas revelan que el acceso a una educación intercultural sigue siendo limitado. En salud, los sistemas indígenas coexisten con servicios públicos insuficientes, escasa infraestructura y poca oferta intercultural. Esto se refleja en indicadores como la maternidad adolescente, significativamente mayores en la Amazonía: en Bolivia, 26% frente a 18.6% (resto del país); en Ecuador, 23.9% frente a 17.2%; en Colombia, 16.6% frente a 11.9%. No es brecha: es abandono estructural.

A ello se suman las condiciones económicas: los territorios indígenas concentran los niveles más altos de Necesidades Básicas Insatisfechas de la región, con cifras que superan el 80% en países como Perú, Venezuela, Bolivia y Brasil, lo cual reduce la capacidad de adaptación frente a eventos climáticos extremos, limita el acceso a agua potable, saneamiento y viviendas seguras, y profundiza la precariedad de los medios de vida. En conjunto, estas brechas reflejan no solo desigualdades históricas, sino también la vulnerabilidad específica de los PPII ante el cambio climático, producto de sistemas estatales que aún no garantizan el enfoque diferencial necesario para proteger sus derechos, sus ecosistemas y su continuidad cultural.

Por otro lado, la gobernanza aún supone muchos retos: 2 de los 8 países (Guyana y Surinam) y Francia (Guyana Francesa) no han ratificado el Convenio 169 de la OIT, herramienta legal fundamental para la participación de los PPII en la toma de decisiones sobre su quehacer en sus territorios. Asimismo, las herramientas de planificación territorial Indígena no se articula de manera real y con presupuesto en la mayoría de los países. Solo Colombia, Bolivia y Brasil incluyen estas herramientas, como los Planes de Vida de los PPII, en acciones concretas y presupuesto público para el desarrollo de los territorios de los PPII. Aún así persisten vacíos en el financiamiento, en el Perú el presupuesto público para cambio climático en términos acumulados (últimos 10 años) no llega al 12% de lo que se necesita para hacer frente a las medidas de adaptación y mitigación necesarias, identificadas por el mismo Estado. Participación sin poder no es participación.

3. La COP 30 y la urgente participa-acción de los Pueblos Indígenas y los Estados:

Finalmente, destacó la importante e histórica acción de este año de los PPII en la COP 30 a fin de exigir acciones concretas y reales en la región amazónica, y financiamiento directo a sus territorios. Recordemos que, en Perú, el principal territorio donde se efectúa el financiamiento en bosques es Lima (capital económica – política) y no, en los ecosistemas deforestados (Loreto, Madre de Dios, Ucayali; entre otros); es decir, mientras el presupuesto se queda en Lima, los territorios indígenas pagan el costo climático.

Negar la centralidad indígena ya no es un error: es una irresponsabilidad. El reto es grande y necesario, pensar y plantear una capacidad estatal para traducir/llevar/conducir las acciones climáticas de manera útil e intercultural a sus territorios y pensar en términos supranacionales; es decir como región Amazónica y obviamente con los pueblos indígenas, su conocimiento, prácticas y sensibilidad es lo que necesitamos, quienes a pesar de las brechas estructurales históricas han sabido conservar su bosque y con ello, nuestra vida. Si y solo si los Pueblos Indígenas participan con poder, las COP serán históricas. Si y solo si, los Estados incluyen institucionalmente y de manera real a los Pueblos Indígenas, si y solo si se actúa con ellos —no después, no sin ellos— habrá futuro que defender.

Bibliografía:

  1. 4to y 6to Informe de Evaluación del IPCC. Enlaces: https://www.ipcc.ch/assessment-report/ar6/
  2. Alfaro (2019). Enlace: https://fondoeduni.uni.edu.pe/shop/valoracion-economica-de-impactos-ambientales-137#attr=
  3. Alfaro (2020). Enlace: https://www.researchgate.net/publication/375634699_La_respuesta_del_Estado_ante_el_cambio_climatico_Evaluacion_economica_de_las_NDC_en_el_Peru
  4. Alfaro (2025). Enlace: https://cooperaccion.org.pe/opinion/en-10-anos-el-presupuesto-climatico-es-irrisorio/
  5. Cepal & OTCA, (2024). Enlace: https://www.cepal.org/es/publicaciones/80465-brechas-desigualdad-sociodemografica-la-region-amazonica-apoyo-la-elaboracion
  6. MAAP (2025). Enlace: https://www.maapprogram.org/es/deforestacion-incendios-amazonia-2024/
  7. MapBiomasa (2021). Enlace: https://amazonia.mapbiomas.org/
  8. Mongabay (2025). Enlace: https://es.mongabay.com/2025/07/incendios-forestales-afectaron-millones-hectareas-amazonia-2024/
  9. OTCA (2021) Enlace: https://otca.org/project/evaluacion-rapida-de-la-diversidad-biologica-y-servicios-ecosistemicos-en-la-region-amazonica/
  10. OTCA (2025). Enlace: https://aguasamazonicas.otca.org/
  11. RAISG – datos. Enlace: https://www.raisg.org/es/
  12. WWF (s.f). Enlace: https://www.wwf.org.co/donde_trabajamos/amazonas/las_seis_grandes_amenazas_de_la_amazonia/

26 de noviembre de 2025

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