Comunidades de la Amazonía peruana se encuentran en riesgo por la expansión de actividades ilícitas, como el pueblo Kichwa de la región Amazonas, que vive una historia de enfrentamientos y amenazas a dirigentes en medio de una constante lucha por conseguir la titulación de su territorio. La situación para el pueblo indígena Shipibo Conibo no es distinta, los dirigentes de la comunidad nativa Flor de Ucayali calculan que 200 hectáreas de su territorio han sido deforestadas para la siembra de cultivos ilícitos de hoja de coca e instalación de laboratorios de droga.
Según reportes del portal Mongabay Latam, en el caso del pueblo Kichwa existen pedidos de intervención en la zona por parte de instituciones del Estado, y múltiples solicitudes de las comunidades indígenas.
El informe de DEVIDA “Monitoreo de la superficie cultivada con arbusto de hoja de coca en producción, Perú-2019”, publicado en 2020, confirma la existencia de cultivos de coca en zonas cercanas al Parque Nacional Cordillera Azul, donde está Huimbayoc, distrito al que pertenecen las comunidades de Santa Rosillo de Yanayaku y Anak Kurutuyaku.
En esta zona se ha detectado en un promedio de 224 hectáreas de hoja de coca en el 2019, pero desde que inició la pandemia, no hay cifra oficial; sin embargo, la dirigente kichwa Marisol García de la Federación de Pueblos Indígenas Kechua Chazuta Amazonas (Fepikecha) denunció ante el Congreso el crecimiento de estos sembríos ilegales en los últimos dos años.
Asimismo, Mongabay Latam detectó una pérdida reciente de bosque con el monitoreo satelital Global Forest Watch (GFW), dentro de la comunidad de Santa Rosillo de Yanayaku, y se identificaron parques dispersos dentro del territorio indígena y 833 alertas de deforestación desde que inició la pandemia, en marzo de 2020. En las imágenes satelitales revisadas por el mencionado medio, también se observa que la deforestación está presente en las afueras de la comunidad Anak Kurutuyaku, pero acercándose a los linderos, como si la estuviera cercando.
La plataforma de GFW muestra que, dentro de la comunidad, existen 166 alertas de deforestación entre julio de 2020 y junio de 2021. Sin embargo, esta cifra crece cuando se observa el área alrededor de la comunidad, donde se detectaron 8600 alertas en el mismo periodo.
Wilger Apagueño de Fepikecha señala que son los centros poblados cercanos quienes invaden las tierras de la comunidad en un intento por ganar territorio para alquiler. Los comuneros de Anak Kurutuyaku, indicaron a Mongabay que en estas tierras rentadas ilegalmente se cultiva coca y que ya tendrían una extensión de 100 hectáreas.
Comunidades indígenas no pueden visitar sus territorios
El caso del pueblo indígena Shipibo Conibo no es distinto, los dirigentes de la comunidad nativa Flor de Ucayali denuncian que los comuneros viven en constante amenaza de muertes y ya no pueden acceder al sector de bosque porque se encuentra dominado por narcotraficantes y taladores.
Mongabay Latam rastreó con monitoreo satelital Global Forest Watch (GFW) el aumento progresivo de desbosque, desde 2019 en Flor de Ucayali, ubicada al margen derecho del rio Utiquinía, en el distrito de Callería, provincia de Coronel Portillo, región Ucayali, y en el último año fueron registradas 4012 alertas de deforestación. Este es uno de los 30 pueblos indígenas que forman parte de la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali y Afluentes (Feconau).
En esta comunidad viven unas 70 familias de la etnia shipibo conibo dedicadas a la agricultura, y tiene un territorio titulado de casi 21.800 hectáreas desde 1987. De este espacio, 21.125 hectáreas (94% del territorio) están cubiertas por selva tupida. Además, cuenta con un permiso forestal para aprovechar 15.896 hectáreas, aprobado el 12 de julio del 2018, cuyo plan general está vigente, es decir se puede aprovechar sus bosques secundarios con fines comerciales e industriales.
No obstante, esta crisis ha obligado a que, por el momento, los shipibo conibo ya no visiten esa parte de su territorio y eviten hacer nuevas denuncias por temor a las represalias.
El presidente de la Feconau, Miguel Guimaraes, explica que entre las comunidades agrupadas en esta base indígena, Flor de Ucayali es la más afectada por la deforestación a causa del narcotráfico. Otros pueblos adscritos a Feconau como Sasa (awajún), o Chachivai y Korin Bari (ambos shipibo conibo), también registran el mismo flagelo aunque en menor tiempo y magnitud.
19 de julio de 2021